A menudo se habla de los envases de protección en términos de su origen y reciclabilidad material: reciclables, compostables, de origen fósil o bio-derivados. Sin embargo, en los sistemas de distribución donde el coste medioambiental de la pérdida de producto es elevado, el rendimiento debe evaluarse en términos de lo que el envase proporciona.
La función del envase, sobre todo su capacidad para evitar daños durante el transporte puede tener mucha más relevancia que las características del material a la hora de determinar su perfil medioambiental.
Materiales de embalaje de protección
Durante 2025, la Organización de los Países Bajos para la Investigación Científica Aplicada (TNO) ha realizado una evaluación comparativa del ciclo de vida de los materiales de embalaje de protección utilizados en la logística europea.
El estudio evalúa el comportamiento ambiental del EPS (poliestireno expandido), el EPP (polipropileno expandido), el cartón ondulado y la pasta de celulosa moldeada en dos aplicaciones muy representativas de este tipo de embalaje: el transporte de televisores y lavadoras.
En cada escenario se midieron las emisiones de gases de efecto invernadero por producto no dañado entregado, incluidas las contribuciones de la producción del propio envase, el uso de energía en el transporte y la pérdida de productos que se produce por los daños durante su traslado.
Este estudio demuestra que el poliestireno expandido (EPS) presenta el menor impacto climático total entre los principales materiales de embalaje de protección utilizados en las cadenas logísticas europeas de electrodomésticos.
El rendimiento real importa más que el material
En un análisis de sensibilidad, TNO explora el impacto de los índices de daños y revela que incluso aumentos marginales en estos índices, "tan pequeños como 0,06 o 0,07 " en el caso de los televisores y "un cambio de sólo 0,34" en el de las lavadoras, repercute considerablemente en el impacto final.
Estos resultados ilustran que la exclusión de los índices de daños de los ACV de envases y embalajes puede ser un error crítico en el impacto medioambiental, porque los distintos materiales suelen tener propiedades protectoras diferentes.
Este enfoque, que mide el rendimiento “del sistema logístico completo” y sus consecuencias en la calidad de la entrega, refleja mejor las condiciones reales del mercado.
En ambos escenarios evaluados, el EPS se posiciona como el material con menor huella de carbono total; En el transporte de televisores, el EPS reduce las emisiones de CO₂ un 20% respecto al cartón ondulado y en el caso de lavadoras, la reducción asciende al 35%.
Incluso con tasas de reciclado más bajas (40% para el EPS frente al 100% en otros materiales), el resultado sigue siendo favorable al EPS, gracias a su ligereza, resistencia mecánica y capacidad protectora.
Conclusión: proteger es sostenible
El estudio de TNO concluye que la protección efectiva del producto es una variable clave en la sostenibilidad del embalaje. En contextos donde los daños generan grandes pérdidas de recursos y emisiones, el EPS demuestra ser la opción más eficiente en términos ambientales y funcionales.
“La sostenibilidad no debe medirse solo por el material, sino por el impacto global del producto entregado sin daños, como unidad funcional. Evitar pérdidas por daños, reducir emisiones y optimizar la logística también es sostenibilidad” destaca Raquel López de la Banda, directora de ANAPE.




